La legislación apoya la economía circular

La economía circular ha recibido apoyo específico de los gobiernos de Alemania, Japón, China y la Unión Europea.

Alemania es el primer país europeo en aprobar una legislación nacional para reducir la cantidad de desechos enviados a los vertederos. A principios de la década de 1990, las leyes, incluida la Ley de Gestión de Residuos de reciclaje de materiales cerrados, crearon un marco para lo que se conoció como responsabilidad extendida del productor. En esencia, las políticas ambientales hacen cumplir las leyes a través de la aplicación local que obligan a los fabricantes a reciclar los materiales de embalaje y reutilizar o reciclar esos materiales cuando sea posible.

En 2015, la Comisión Europea adoptó un plan de acción detallado que recomendaba "una transición a una economía más circular en la que se mantenga el valor de los productos, materiales y recursos durante el mayor tiempo posible". Lo que es más importante, el plan de Acción establece que el negocio "es clave para impulsar este proceso".

Desafortunadamente, muchos Estados miembros de la UE definen casi todos los productos usados, incluidos los envases, como "residuos", lo que a menudo limita grave e innecesariamente las opciones de reutilización y reciclaje. En cada etapa del proceso de recolección y tratamiento, los residuos están sujetos a una serie de reglas de gestión restrictivas que agregan costos y pasivos innecesarios. Además, las leyes de muchos países de la UE combinan las definiciones de envases industriales y de consumo, aunque ambos se tratan en sistemas de gestión post-uso completamente diferentes y, por lo tanto, deben tratarse por separado.

En 2000, el Gobierno japonés aprobó la Ley sobre la promoción del uso eficiente de los recursos, también conocida como la Ley Básica de reciclaje. La Ley aborda toda la vida de los productos y requiere que los fabricantes operen plantas de demolición que prioricen los materiales de reciclaje.

En 2008, aprobó la Ley de promoción de la economía Circular China, que estableció un departamento de administración de la economía circular responsable de formular planes de desarrollo de la economía circular y hacer disposiciones específicas sobre las actividades controladas por los gobiernos en todos los niveles. También requiere que los fabricantes chinos sean responsables de reciclar o fabricar productos o envases vacíos o desechados inofensivos. Incluso en estos países, la implementación de proyectos de economía circular sigue siendo irregular. Aún así, está claro que los gobiernos de todo el mundo se están tomando el concepto en serio.

El embalaje industrial más utilizado son los tambores de acero y plástico de 55 galones (210 l), y los contenedores intermedios compuestos a granel (IBCs) de 275 galones (1.000 L).

La Federación Internacional de conversión de contenedores estima la producción anual de los tres contenedores en Japón, Europa y América del Norte en aproximadamente 120 millones de barriles de acero, 30 millones de barriles de plástico y casi 16 millones de ibCs. Las cifras de otras grandes economías industrializadas como China e India aún no están disponibles, pero ICCR cree que una cifra razonable sería más del doble de la producción declarada.

Hoy está madura una red global de gestión de envases vacíos de empresas privadas que recogen, transportan, limpian, reacondicionan y revenden bidones de acero, bidones de plástico y contenedores intermedios compuestos a granel. Con pocas excepciones, no importa a dónde vaya uno en el mundo, uno puede encontrar un reparador que pueda recolectar, limpiar y desechar de manera segura los envases vacíos industriales para su reutilización.

Curiosamente, este sistema global ha crecido y prosperado porque los contenedores se ajustan casi perfectamente a los criterios de un producto modelo de economía circular. Tome el notable tambor de acero de 55 galones, un alimento básico mundial del empaque industrial desde su invención a principios del siglo XX, admirado en todo el mundo por su seguridad, durabilidad y reutilización.

Los tambores de acero de 55 galones se producen en todo el mundo en la misma forma, tamaño y material. A excepción de algunas juntas pequeñas, el revestimiento necesario y el revestimiento decorativo, que suman menos del 2% del peso total, el tambor de acero está hecho completamente de acero al carbono. Incluso después del final de la vida útil del barril, los contenedores y las tapas se pueden reciclar después de la limpieza.

Los tambores de acero producidos en Japón y enviados con el producto a América del Norte se pueden preparar fácilmente para su reutilización en instalaciones renovadas. La Asociación de envases industriales reutilizables, que representa a los renovadores de envases industriales en América del Norte, informa que sus miembros operan más de 120 plantas que recolectan, restauran y revenden más de 25 millones de bidones de acero al año. También reprocesan millones de bidones de plástico vacíos e ibCs compuestos.

"Los tambores de acero retienen el valor excedente cuando están vacíos porque se pueden limpiar y reutilizar muchas veces para una amplia gama de productos", dijo Dan Burek, presidente de RIPA. "Y, cuando el tambor ya no se puede usar para su propósito original, él y sus componentes aún tienen valor como material reciclable".

"Debido a su enfoque constante del diseño y la construcción", continúa Burek, "El empaque industrial vacío se ha convertido en una moneda global en casi todos los países industrializados". No solo los barriles son valiosos en el mercado de accesorios, sino que las piezas de repuesto, como cierres y juntas, se pueden comprar fácilmente en las empresas locales.

Un estudio informado por n-greases (Ernst & Young) publicado en 2014 de April encontró que la fabricación y el uso de un solo uso de nuevos tambores de acero de extremo abierto dieron como resultado aproximadamente 77,3 libras de emisiones de CO2, mientras que el uso de tambores de acero de extremo abierto usados redujo las emisiones de carbono en 60% a aproximadamente 30,1 libras. Una comparación similar muestra una reducción de aproximadamente 36% en las emisiones de barriles de acero cerrados.

El USO DE IBCS compuestos de 275 o 330 galones con paletas de tiras puede reducir las emisiones en más de 67% de la nueva producción de IBCs similares. Esto se traduce en más de 180 libras de ahorros de gases de efecto invernadero por cada 275 galones de IBCs renovados y más de 218 libras de ahorros de gases de efecto invernadero por cada 330 galones de IBCs renovados.

En una economía lineal, los fabricantes de envases pueden reclamar beneficios ambientales al reducir la cantidad de materiales utilizados para producir un producto en particular. Un fabricante de cubos de acero puede usar acero más delgado para hacer un cubo, o un fabricante de botellas de agua de plástico puede reducir la cantidad de botellas de agua de plástico. Sin embargo, los tambores de acero más ligeros solo se pueden reutilizar una vez para el propósito original después del viaje de ida y vuelta inicial, después de lo cual deben reciclarse. Es casi seguro que las botellas de plástico se reciclan después de un viaje.

En una economía circular, se espera que los fabricantes y compradores de productos examinen el ciclo de vida de los productos y optimicen su valor ambiental. Dado que los fabricantes de tambores de acero saben que existe un sistema global de reciclaje y reutilización para sus productos, se espera que produzcan un tambor más resistente hecho de acero más grueso para facilitar múltiples ciclos de reutilización. Por otro lado, los fabricantes de botellas de plástico pueden encontrar que no existe un sistema eficaz de reciclaje y reutilización en cada mercado, por lo que la solución ambiental más efectiva para las botellas de plástico que se venden en estos lugares es reducir las materias primas en el proceso de producción, además del reciclaje local.